Nuestro nuevo colaborador, Santos Rull, nos comenta que en el Consejo de Europa se acaba de aprobar (25-1-2012)la resolución 1859/2012 en la que dictamina que "la Eutanasia, en el sentido de la muerte intencional, por acción u omisión, de un ser humano en función de su presunto beneficio, debe ser prohibida siempre". Esta decisión del CE (aunque no sea jurídicamente vinculante) es un importante precedente a favor de la vida, ya que es la primera vez que una institución política europea se manifiesta contrala Eutanasia.
En la resolución se especifica que,"en caso de duda, la decisión siempre debe ser provida y a favor de su prolongación". La resolución se dirige a clarificar los principios que deben regir la práctica de "testamentos vitales" y "directivas anticipadas" en Europa.
Esta resolución supone una gran victoria a favor de la vida y plantea una situación difícil a los países que permiten la Eutanasia(Holanda y Bélgica).
Por el contrario, la destacada miembro del PP Patricia Flores, viceconsejera de la asistencia sanitaria dela Comunidadde Madrid, se preguntaba públicamente hace poco, “¿Tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del Sistema?”. Lo hacía en un contexto médico, que no dejaba lugar a dudas: Era una llamada a la “sensatez” económica de la eutanasia.
En Cruz de San Andrés, como católicos y tradicionalistas, le decimos a esta buena señora y a quien la mantiene en su cargo (doña Esperanza Aguirre) que no, que es justo lo contrario: Que un sistema político o una sociedad merecen la pena ser respetados, en la medida que son capaces de supeditar el valor de lo económico, al calor de lo humano.
Por la misma razón de lo expuesto (por pura primacía de lo utilitarista frente a lo moral) la sociedad que Patricia Flores defiende, es una sociedad que supedita la vida de las personas a lo material, lo laboral a lo económico y la justicia ala Ley.
Una sociedad donde el aborto es un medio de “planificación familiar”, donde el capital prima sobre la vivienda de las familias y donde los beneficios bancarios resultan más importantes que el techo de nuestros hijos.
Decía Juan Pablo II en la Evangelium Vitae:
En efecto, si muchos y graves aspectos de la actual problemática social pueden explicar en cierto modo el clima de extendida incertidumbre moral y atenuar a veces en las personas la responsabilidad objetiva, no es menos cierto que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera « cultura de muerte ». Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de « conjura contra la vida », que afecta no sólo a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.
En Cruz de San Andrés nos declaramos hijos entusiastas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Efrén Pablos
Delegado de Vida y Familia de la CTC
Presidente de la Asociación Cruz de San Andrés
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