Es algo lógico ¿No creen? Si una escuela o una universidad no enseña fielmente la doctrina católica, debe de perder el estatus de “católica”.
Cuando un profesor ingresa en una escuela o en una universidad católica, la libertad de magisterio no debe de convertirse en una patente de corso que permita una libertad ilimitada en la doctrina a impartir, solo sujeta a la “soberana” voluntad del docente de turno, pues si bien es cierto que esa libertad de magisterio es inviolable, no lo es menos que esta libertad no puede utilizarse para ofender los principios básicos que defiende (o debiera defender) la institución educativa que acoge a dicho profesor.
¿Cómo resolver este “pequeño” nudo gordiano?
En una sociedad cada día más egoísta y mercantilista, tendemos a ver cualquier trabajo únicamente como un medio por el cual “nos ganamos la vida” y por tanto, a olvidarnos del componente vocacional del mismo: El trabajo es un servicio que aportamos para bien de la sociedad y que forma parte importante de nuestra realización personal: Servir con nuestro esfuerzo a nuestra comunidad nos dignifica y engrandece como personas. Por eso a mayor servicio (policía, bombero, médico, maestro…), mayor vocación y entrega personal.
Por otro lado, necesariamente ha de existir sinceridad entre el profesional que acepta un puesto laboral, la dirección empresarial que nos da su confianza esperando que realicemos unas determinadas funciones y el cliente, que espera recibir lo que le hemos “prometido”.
Pues bien, no podemos “servir con dignidad” si violamos la confianza en nosotros depositada por nuestros patronos y/o clientes, si en vez de dar aquello para lo que hemos sido requeridos, violentamos el mandato en nosotros depositado y ofrecemos lo que se nos antoja ¿O acaso si voy a una carnicería me parecerá correcto que solo me vendan verduras?
Por la misma razón, si voy a un colegio católico, lo que querré es que enseñen a mis hijos doctrina católica y no ideología de género ¿No creen?
Y como empresario desearé colmar los deseos y las necesidades de mis clientes:
Si dirijo colegio católico o una universidad que presume de católica ¿No traiciono mi ética profesional al permitir que se transmita una “enseñanza” contraria al magisterio de la Iglesia? A buen seguro que sí.
En consecuencia, un docente es libre para aceptar el puesto laboral que una entidad católica le ofrece, pero a su vez, ha de respetar escrupulosamente la doctrina católica. Si no desea o no puede hacerlo así porque violenta su conciencia, lo que debe de hacer es desistir de ese puesto laboral. Si por el contrario el docente tiene más apego a su sueldo que a su honradez profesional, es la dirección del centro católico la que, para evitar el engaño a sus alumnos, debe de forzar al profesor a dejar su cátedra.
¿Y si la dirección del dentro no desea guardar y hacer guardar el ideario católico? Pues miren, que deje de beneficiarse del nombre de católico.
¿Y si son tan engreídos que consideran que solo su doctrina es correcta y que la Iglesia entera yerra cuando a ellos se les opone?
Pues para eso tenemos a nuestros obispos y cardenales: Para llamarles al orden y en su caso, para retirar públicamente al centro educativo, su condición de católico. Algo que cada día se hace más necesario, porque más vale tener una Iglesia aparentemente con muchos menos centros y medios, pero fieles al magisterio, que tener oficialmente gran cantidad de ellos, pero envenenando espiritualmente a nuestros jóvenes.
Y lo mismo pasa con nuestras parroquias, nuestros hospitales y hasta con algún qué otro seminario… quizás debiera tomar nuestra jerarquía ejemplo de la Conferencia Episcopalde Filipinas y de Mons. Palma.
Por Efrén de Pablos
Presidente de la asociación Cruz de San Andrés
Delegado de Vida y Familia de la CTC
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