jueves, 4 de agosto de 2011

Ante las próximas elecciones: Un católico no puede dar por bueno nuestro actual Sistema político de poder y aun menos, a los partidos que lo defienden


La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y consecuentemente, en ella solo cabe la Verdad, por muy políticamente incorrecta que esta sea. Ello implica que aun cuando las consecuencias fuesen extremadamente negativas e incluso se llegase a la persecución y al martirio, la Iglesia católica no puede aceptar el error o la mentira. Por defender la Verdad frente al error en regímenes opresivos como el marxista o el islamista, miles de nuestros hermanos están siendo asesinados cada año ¿Qué derecho tenemos los españoles (y muy especialmente los catalanes) a manchar con nuestra cobardía a nuestra Santa Madre Iglesia?

Los que somos conscientes de ello y muy especialmente nuestros pastores, no debemos ocultar por más tiempo a los hijos de la Iglesia , que el Sistema democrático liberal que padecemos, en cuanto que supedita toda norma moral a la decisión de las siempre cambiantes mayorías sociales de un país, tiende a relativizar la ética e incluso los mismos conceptos del bien y del mal.

Así lo enseñaba Su Santidad Juan Pablo II al decir que “En la base de los valores no pueden estar provisionales y volubles « mayorías » de opinión, sino sólo el reconocimiento de una ley moral objetiva que, en cuanto « ley natural » inscrita en el corazón del hombre, es punto de referencia normativa de la misma ley civil”.

Distinto sería si la democracia liberal defendiese el Orden Natural (que tan acertadamente definiera S.S. Benedicto XVI como “Principios no negociables”) como algo inamovible, previo a cualquier debate social y jamás sujeto a los deseos partidistas de las cambiantes mayorías sociales. Pero desgraciadamente ello no es así, y aunque como católicos consideramos importantísima la responsable implicación de la ciudadanía en las tareas políticas y de gobierno, jamás deberíamos de haber legitimado con nuestro apoyo, un sistema político que niega por arriba los derechos de Dios y por abajo, los derechos (y la vida) de los niños que aun se encuentran en el vientre de sus madres. Y es que aunque hay multitud de materias en las que el Sistema democrático-liberal muestra una clara tendencia a la perversión de la ética social, el del aborto es el más clamoroso ejemplo de relativismo moral que podemos encontrar. Sobre él nos centraremos para desvelar la maldad del Sistema político que padecemos:

De entrada conviene hacer una puntualización: Un sistema político puede ser más o menos acertado, pero son sus líderes los que decidirán, con su actuación, que el mismo sea moralmente aceptable o no.

En el caso concreto de España y en relación con el crimen legal del aborto, los líderes del Sistema forzaron el debate público sobre el feticidio “hasta en la sopa”, pues la sociedad estaba muy mayoritariamente en contra de ese drama social hasta tal punto, que para justificar su insistencia publicaban continuamente falsas estadísticas que hoy sabemos que multiplicaban por cien (y en algunos casos o hasta por mil) el número real de abortos ilegales que se cometían en España.

Ese interés de los líderes del Sistema en la legalización del aborto en España, ha existido desde los albores del Sistema democrático liberal. (Es interesante señalar, que nuestros hermanos hispanoamericanos están sufriendo en la actualidad y en casi todo su continente, una campaña muy semejante a la que en su día sufriésemos los españoles)

Por el contrario, la inmensa mayoría de la ciudadanía española (igual que hoy la iberoamericana ) no aceptaba el aborto. Así, cuando en 1978 se celebró la consulta popular para la aprobación de la Constitución española y los partidos realmente católicos proclamaron a los 4 vientos, aun con sus escasísimos medios, que “la Constitución era abortista y divorcista” (uno de cuyos carteles que preside este artículo), el entonces Presidente Adolfo Suarez se vio forzado a aparecer en la televisión para mentir, que Dios le perdone, insistiendo en que “la constitución no era ni abortista ni divorcista”.

Todos los partidos del Sistema han jugado a traer el aborto a España; unos declarándose abiertamente abortistas (como es el caso de PSOE) y otros, como CiU o el PNV, jugando a la ambigüedad y dando a sus representantes absoluta “libertad de voto”… ¿”Libertad de voto” de unos partidos supuestamente cristianos y ante un Mal absoluto como el de despenalizar el infanticidio de los no natos?

Especialmente sangrante es el caso del PP (antes AP) y de su directiva que, mintiendo a sus votantes, a sus afiliados e incluso seguro que a muchos de sus cargos públicos hasta lo nauseabundo, declaraban que su partido era contrario al aborto y que estaban dispuestos a su eliminación, para así poder atraerse al voto católico (yo mismo confieso haberles votado en multitud de ocasiones), cuando la realidad es que, como confesara recientemente el que entonces fuese su líder, D. Fraga Iribarne , ellos nunca fueron partidarios de terminar con la Ley de despenalización del aborto española (que produjo más de 1.000.000 de feticidios legales en dos décadas).

En consecuencia, no es de extrañar que el PP, que en contra de lo que opinan la mayoría de sus votantes y afiliados es relativista, progay y abortista, una vez instalado en el poder (con Jose María Aznar), en vez de restringir o impedir el aborto, le diera alas.

Y me dirán ¿A qué viene ese evidente interés del poder político del Sistema en instalar el aborto en España? Pues a que una sociedad que convive con el crimen nefando del infanticidio está conculcando el mismo derecho a la vida de los más débiles y en consecuentemente, tiende a relativizar también cualquiera otro de sus valores éticos y morales.

Una sociedad que es capaz de aceptar el asesinato del más débil e inocente a manos del más fuerte y egoísta, es una sociedad que puede aceptar cualquier inmoralidad. Y evidentemente, una sociedad egoísta e inmoral es muchísimo más individualista que cualquier sociedad con valores morales sólidos y es ese egoísmo lo que desestructura y debilita todo el entramado social que crean los cuerpos intermedios entre el hombre y el Estado (empezando por las familias) y termina por dejar al individuo cada vez más solo y desamparado ante el Poder del Estado, que en contrapartida tiende a expandirse y a ir usurpando las funciones que la sociedad, que ya debilitada, es incapaz de defender su terreno.

Notorios ejemplos de lo anterior los encontramos en multitud de leyes y legislaciones que, para mayor control del Estado, atentan la libertad educativa de los padres, que es uno de los puntos no negociables del Orden Natural, con la imposición de asignaturas como la de “ciudadanía”, dificultando el acceso a colegios concretos, discriminando la asignatura de religión en la enseñanza pública, perjudicando con leyes injustas la elección de una educación diferenciada, señalizando (es decir, COSIFICANDO) a nuestros hijos con una hipersexualización de la vida estudiantil, obligándoles a aceptar como buenos conceptos contra-natural como son las ideologías de género…

Consecuentemente, la siguiente sentencia puede ser una declaración impopular, pero también es, sin duda, una Verdad inmutable en el tiempo:
El Sistema democrático liberal, tal y como lo conocemos y mientras no respeta la Ley Natural como una realidad previa al debate político, es perverso en sí mismo y no puede ser aceptado como moralmente válido por un católico.

Se hace imprescindible denunciar que no solo un buen número de políticos católicos han consentido erradamente (por motivos más o menos nobles) con el Sistema democrático liberal hasta el punto de transigir cuanto menos en algún grado con el aborto; también entidades cívicas católicas lo han hecho.

Y lo que es infinitamente peor: La misma jerarquía de Iglesia católica se ve salpicada por este escándalo (especialmente en Cataluña, previamente envenenada por la pseudos religión nacionalista) , fruto de su errado aconchabamiento con el poder político del sistema democrático liberal que padecemos.

Algún día, y no crean que muy lejano, quienes detentan el poder del Sistema encontrarán la manera de perseguirnos e incluso de ilegalizarnos… por nuestra negativa a reconocer la “bondad” de la homosexualidad, por negarnos a “respetar” los deseos de quienes circunstancialmente desean que se les aplique la eutanasia, por desobediencia civil ante leyes injusta como la del aborto, por predicar contra la ideología de género , por “atentar contra el planeta” al tener demasiados hijos… La Iglesia está llamada a dar fruto. Para dar fruto ha de defender la Verdad. Defender la Verdad en un mundo que se niega a creer en ella, nos llevará hacia el martirio . No lo olviden.

Y que Dios perdone a los tibios …
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apocalipsis 3:15-16


Nosotros, por nuestra parte, promoveremos la unidad política de los católicos, en torno a la Plataforma electoral de los Principios No negociables . A ellos nos pondremos en los próximos días.

Para terminar y reafirmar lo aquí expuesto, les dejo con uno de los más emocionantes, acertados y proféticos textos jamás escritos en España, sobre el tema que nos ocupa:
LEGITIMACIÓN DE UN CRIMEN. ABORTO PRÁCTICAMENTE LIBRE
Mons. José Guerra Campos, 13 de julio de 1985

No dejen de leerlo, por favor. En la entrada podrán acceder, además, a multitud de enlaces sobre esta noticia

Atentamente:
Efrén de Pablos García
Presidente de la Asociación Cruz de San Andrés