Ni guardaré, ni haré guardar la Ley del Aborto
He visto la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, y la he entendido. Por eso, ni aunque me lo manden, no pienso guardar ni hacer guardar esta ley orgánica, por mucho que lo imponga el Parlamento, ni por más sancionada que esté por parte de la jefatura del Estado.
Después de cuarenta años en el combate por los derechos humanos, anteponiendo mi DNI y mi nombre y dos apellidos en la lucha contra la pena de muerte, a través de las acciones urgentes de Amnistía Internacional y de otras muchas acciones, me es imposible inhibirme ante la programación criminal que representa el aborto considerado como un derecho. Máxime, cuando tras el aborto, el socialismo promete ya la eutanasia como nueva maniobra de distracción, a la cabeza de la cual se encuentra la consejera Marina Geli, de la Generalidad de Cataluña.
La Ley promovida por el Gobierno socialista, fue aprobada en el Senado por cuatro votos de diferencia gracias al apoyo nacionalista, que incluye al PNV y a CiU. Este conglomerado nacional-socialista ampara la eugenesia prenatal, al permitir el aborto hasta las 22 semanas cuando exista “riesgo de graves anomalías en el feto” y sin límite temporal alguno cuando se detecten “anomalías incompatibles con la vida” o “enfermedades extremadamente graves e incurables en el momento del diagnóstico”.
Hoy en día es incuestionable, científicamente, que, desde el momento de la concepción, el nuevo ser humano posee toda la información genética que determina sus características físicas, tales como el color del pelo, el sexo, la estructura ósea, etc. Su crecimiento y desarrollo será cuestión de tiempo, alimentación y un ambiente adecuado. Entre los 18 y los 25 días su corazón comenzará a latir, a los 42 días el esqueleto está completo, y tres días más tarde habrá actividad neurológica, existirán reflejos y se podrán registrar los impulsos eléctricos de su cerebro.
En el líquido amniótico se mueve como un nadador innato y a la octava semana se pueden detectar los latidos de su corazón y se le puede hacer un electrocardiograma. Así, si se le pone un objeto en la mano, lo agarra y sostiene. A la semana novena y décima entreabre los ojos, traga, mueve la lengua, y si se le toca la palma de la mano, hará un puño. A la décima semana posee huellas digitales, y ya están presentes el cerebro y todos los órganos del cuerpo, de forma que si le hacemos cosquillas en su nariz, el bebé moverá la cabeza hacia atrás para alejarse del estímulo. Entre la onceava y doceava semana se chupa vigorosamente el pulgar y aspira el fluido amniótico. A la semana doce, su cuerpo está completamente formado, sus órganos ya están funcionando y pueden sentir dolor.
Precisamente, a las 12 semanas es cuando se practican la mayoría de los abortos. Con la nueva ley, sancionada por el Jefe del Estado, el aborto se convierte en un derecho que se puede exigir sin ningún argumento por cualquier embarazada, dentro de las 14 semanas de gestación, ampliable hasta las 22 semanas en caso de peligro para la embarazada e indefinidamente en caso de anomalías del feto. La nueva ley permite abortar a las menores sin consentimiento de sus padres. Además, Sanidad paga los anticonceptivos y los abortivos, que se dispensan sin control alguno. Por ejemplo, la píldora del día se facilitó en L’Hospitalet-Vandellós, en el primer mes de su dispensación, a una niña de trece años en dos ocasiones, y, por supuesto, sin conocimiento de sus padres. Poco importa a los políticos del progresismo demagógico el incremento del riesgo cierto de tromboembolismo de estas criaturas.
Una cuestión la de la reforma del aborto que no ha sido solicitada por la sociedad española, ampliamente contraria, ni que tampoco figuraba en el programe electoral del PSOE. Pero, tras el escándalo de las clínicas abortivas del Dr. Morin, se produjo la visita de los empresarios de la muerte a la Moncloa para entrevistarse con Rodríguez Zapatero. Un negocio que genera más de 100 millones de euros libres de polvo y paja. Un negocio hacia donde se deriva además el 30% de los abortos financiados con dinero público. A partir de esa visita, el PSOE busca adaptar la ley para evitar futuros encausamientos de abortistas, ya que la casi totalidad de ellos se mueven en la órbita social-comunista y del nacionalismo. Poco importa a los políticos abortistas que el aborto sea la primera causa de muerte en España, cuando un buen número de ellos tienen raíces en un negocio bien rentable.
Sin duda, el sentido común ha de volver a la sociedad española. Es la hora en que se garantice que el derecho a la vida abarca desde la concepción hasta la muerte natural. Es el tiempo de denunciar sin tregua la hipocresía criminal de este nuevo nacional-socialismo que pretende educar, de forma obligatoria y con perspectiva de género, en el derecho al aborto en todos los niveles escolares, y que busca reeducar a los médicos en la práctica clínica del aborto. La nueva ley obliga a los profesionales sanitarios a objetar “individual y anticipadamente” por escrito, para una vez realizada esta declaración escrita, aplicar la persecución laboral y social a los objetores. Un nuevo nacional-socialismo que tras el aborto, ya plantea la batalla de la eutanasia.
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