jueves, 15 de enero de 2009

Las juventudes de UPN, contra la familia y contra los católicos

La derecha Navarra haciendo sus pinitos de centro-rosa. Los mozos de UPN (esto de las juventudes de los partidos recuerda a las juventudes hitlerianas) sacan a pasear el mariconomio, con el silencio de Miguel Sanz.


Miguel Sanz no se moja antes de que se pronuncie el Comité Ejecutivo.
Jueves 15 de enero Navarra

El presidente de UPN declina pronunciarse en relación a la propuesta de Juventudes Navarras que propone reconocer “todos los tipos de familia”. En su lugar, afirma que las juventudes de su partido “tienen derecho a pensar lo que quieran”. Hoy les explicamos el proceso que deberá seguir para prosperar la propuesta de Sergio Sayas. Además nos preguntamos si dentro de UPN se les reconocería a sus juventudes el “derecho a pensar lo que quieran” si, por ejemplo, pensaran ciertas cosas que afectaran a la identidad de Navarra.

El camino de la propuesta.
La propuesta de Juventudes Navarras, en primer lugar, debe pasar el filtro de ser aprobada por la mayoría absoluta de los 16 miembros del Comité Ejecutivo de UPN. Si lo consigue, la ponencia será sometida al respaldo de la militancia en el Congreso. Si no consigue la mayoría absoluta, pero supera el 25% de los votos, la propuesta aún podría ser reintroducida como moción en los debates anteriores al Congreso.

Los estatutos de UPN y el derecho a pensar lo que se quiera dentro del partido.
En relación con toda esta polémica, hay que recordar lo que determinan los propios estatutos de UPN. Así, en el artículo 70, se establece que las Juventudes Navarras tienen “como fines específicos”, entre otros, “Difundir y defender los principios políticos constitutivos e ideológicos de UPN.”

En cuanto a cuáles son esos principios constitutivos e ideológicos, basta consultar al respecto el artículo 2, que establece que “Objetivo esencial de su acción política es la defensa y desarrollo de la identidad de Navarra, de sus derechos originarios e históricos, y de su permanencia como Comunidad Foral propia, diferenciada e integrada en la nación española”.

En el párrafo segundo de ese mismo artículo, se señala claramente que “Así mismo, UPN promueve los valores del humanismo cristiano.” De todo lo anterior se deduce por tanto que Sergio Sayas podrá pensar muchas cosas, pero lo que quiera no. ¿Alguien se imagina que, propuesta por Juventudes Navarras la incorporación de Navarra a Euskadi, la respuesta de Sanz fuera que “tienen derecho a pensar lo que quieran”?

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